lunes, 24 de septiembre de 2012

"La Nacional Lima Nº 3"

Nos tomamos licencia de brindar a ustedes la transcripción de un artículo aparecido en la revista Variedades de 1905 respecto a la Bomba Lima de aquellos días. En él. obra detalles  por demás interesantes, así como  aspectos históricos que no deberiamos olvidar y que nunca deberieron de perder vigencia.

Este artículo que apareció con el título: "Compañías de Bomberos: La Nacional Lima Nº 3" apareció  en momentos en que asumía el cargo el recordado Comandante Felipe Santiago Chioino, por el cual, el autor de la nota hace los mejores elogios y alegorías:


Compañías de Bomberos
La Nacional Lima Nº 3

Esta Compañía data su origen desde el dos de mayo de 1866 en que se organizó para asistir al bombardeo del Callao por la escuadra española, y en cuyo hecho de armas tuvo la gloria de ver ascender al seno de la inmortalidad a uno de sus miembros activos, Antonio Larco, quien con su camiseta roja de bombero pereció en la torre de la Merced junto con el ínclito José Gálvez; su cuartel de San Juan de Dios, que actualmente ocupa, sirvió de hospital de sangre a donde con su personal alojó a los heridos de esa gloriosa jornada, siendo ayudados en su humanitaria labor por los miembros de las otras dos compañías de bomberos que en esa época se habían formado también, la “Roma” y la “France”.

Después del combate, se declaró en receso y se reorganizó nuevamente en el año 1868 con don Juan Francisco Andraca de Comandante quien contribuyó eficazmente a cimentar su funcionamiento. Cuenta actualmente con cuatro de sus socios fundadores que prestan aún servicio activo, los señores Antonio M. Ercilla, Carlos Emilio León, Francisto Távara y Manuel Tirado.

En la guerra del 79 tomó parte activa en ella, contribuyó con su contingente personal a la construcción de trincheras, asistió con su material de bomberos a todos los bombarderos por la escuadra chilena en el Callao y Chorrillos, y en las batallas de Lima, combatió en el cerro Vásquez como artillería teniendo a su cargo una batería de grueso calibre cuya defensa construyó también y en la que perecieron varios de sus miembros.

En el conflicto con el Ecuador el año próximo pasado, todo su personal joven se dio de alta en el ejército activo, y la casi totalidad del resto de sus miembros se enrolaron en el batallón de tiradores nacionales.

Esta Compañía está siempre expedita para el servicio activo de la patria, y su personal está instruido en el tiro de guerra, para lo que ha formado una Escuela de Tiro y posee un magnífico polígono de instrucción y material suficiente para ello.

En su servicio de bomberos, su personal está bastante instruido también, como se prueba prácticamente dominando los siniestros en unión de sus hermanas las demás compañías del cuerpo, en breve tiempo y sin dejarlos tomar incremento en la mayor parte de las veces.
Su material es espléndido, cuenta con tres bombas a vapor, una de brazos, siete carros de mangueras y tres de escalas, además varios carritos auxiliares y una buena cantidad de material manuable y repuestos de toda clase.

Ha tenido el tino de elegirse Comandante de ella a hombres verdaderamente dignos de ocupar ese alto puesto y que la han hecho recorrer el brillante camino que le han trazado, hombres tales como el respetable Andraca, el inolvidable Ricardo Martín Espiell, el nunca bien llorado José Ezeta, que desempeñó el cargo de Comandante durante 20 años seguidos y que actuó en una brillante esfera de acción y por último el Comandante actual Felipe Chioino, quien siente verdadero fanatismo, por uno de los objetos de la institución, el del adiestramiento de las armas fundando y sosteniendo con entusiasmo una Escuela de tiro en la que no solo se ha instruido el numeroso personal de bomberos durante siete años, sino que se ha dado instrucción de tiro de guerra a un crecido número de ciudadanos bajo el nombre de alumnos libres de la Escuela de Tiro, sin que ello les hubiere ocasionado el menor gasto pecuniario a ellos.

El Comandante Chioino, bombero antiguo y entendiendo, siente un gran afecto por la Institución y tiene en un brillante estado de conservación el numeroso y valioso material con que cuenta la Compañía,  subsanando en el acto cualquier desperfecto ocasionado por el trabajo. El personal de la Compañía es numeroso y bien trajeado, se costea de su propio peculio personal hasta la más mínima prenda de sus uniformes y aún paga cotizaciones mensuales que le sirven para cubrir de su presupuesto sus más urgentes gastos de cuartel.


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