miércoles, 26 de septiembre de 2012

Enrique Meiggs y la Campana de la Bomba Lima


Enrique Meiggs es sin lugar a dudas, dentro de la historia de la Bomba Lima del siglo XIX, uno de sus personajes más célebres, discutidos en la sociedad y a la vez admirados dentro del círculo bomberil, por sus condiciones altruistas que lo pintaban de cuerpo entero. Es precisamente dentro de los grupos sociales que se formaban en la ciudad de Lima de aquella época que nace la amistad entre este personaje y el comandante Ricardo Espiell que a la par se desempeñaba como secretario personal del Presidente Pardo. Es en cierta ocasión de a comienzos del año 1874 que Espiell le solicita a Don Enrique Meiggs sus buenos oficios para que la compañía contase con una campana de alarma para usarla como instrumento de alerta para nuestro personal en caso de siniestro.

Ni corto ni perezoso Don Enrique oficia cartas al respecto a Estados Unidos, siendo la desaparecida factoría Menegly y Kimberly Fourders, la encargada de llevar a cabo tan singular obra a un costo de un mil dólares de aquella época. Esta planta industrial se encontraba ubicada en la ciudad de Troy condado de Rensselaer, estado de Nueva York. Instrucciones precisas del propio Meigg hicieron que se funda  mil dolares de plata junto al otro material que la compone lo que le dió el sonido característico que posee. Para junio de 1874 la tan esperada campana, ya se encontraba en Lima y mediante carta Enrique Meiggs le anuncia al Comandante Espiell la entrega:

Lima, junio 10 de 1874
Sr. Don Ricardo Espiell
Presente
Muy Señor mío
Habiendo Ud. Solicitado mi concurso a favor de la compañía de bomberos de su mando a fin de que procurase una campana para anunciar los incendios, me apresuré satisfacer sus deseos e hice a Estados Unidos el respectivo encargo. Hoy me es satisfactorio comunicar a Ud. Que dicha campana se encuentra a sus disposición y al efectivo le incluyo orden para que le sea entregada.
Sírvase Ud. con este motivo significarle a la digna corporación que usted preside la complacencia que tengo al hacerle tan modesto presente y los votos que hago por su prosperidad y engrandecimiento.
Dígnese a aceptar las seguridades de estimación y aprecio con que me suscribo de usted atento y seguro servidor.
Enrique Meiggs.

La campana cuya fecha propuesta  de entrega era para el aniversario del Combate Naval del  2 de Mayo,  fue finalmente  inaugurada el 19 de Julio de 1874 por el Alcalde de Lima Don Aurelio Denegri, socio protector de la compañía, el mismo día en que Meiggs era incorporado a la asociación como Socio Honorario. En el anverso de la misma reza el escrito perpetuo:

“Enrique Meiggs
A la Compañía de Bomberos
LIMA Nº 1
Y en obsequio a su Comandante
Ricardo M. Espiell
Dos de Mayo de 1874”


La campana


Del diario El Comercio de Mayo de 1935 extraemos lo siguiente:

“….La señal de incendio que desde tiempos inmemoriales se verificaba en Lima, por medio de campanas, que hasta la fecha poseen las instituciones bomberiles, hizo que la compañía Lima Nº3 obtuviese el obsequio de una que ha sido de las más famosas, su donante fue el señor Enrique Meiggs quien la hizo fundir en Estados Unidos haciendo aliar el metal de que se compone con mil dólares de plata. Esta campana por su timbre especial y su acertada colocación, alcanzó gran popularidad, pues era oída en toda Lima…”.[1]

Esta célebre campana estaba ubicada en la torre que se encontraba en el lado posterior del cuartel de San Juan de Dios y como decía el artículo: "...su esplendoroso sonido se escuchaba en la lejanía incluso hasta Chorrillos”. El timbre especial de ella y su acertada colocación, en la hermosa torre levantada para ello, permitía al ser oída en todo Lima y alcanzó gran popularidad. Algunos años después el malogrado maestro Libornio, director de las bandas de músicos del Ejército Peruano, compuso una hermosa marcha militar a la que bautizó con el nombre de "La Campana de la Bomba Lima". Con la mudanza al cuartel de la calle Pobres en 1918 se edificó una torre metálica similar a su antecesora la misma que coronaría en lo alto y de igual forma a la famosa campana. Es en Junta General de enero de 1936 que se nombre una comisión para saber el estado de la torre y la campana y cuyo informe evacua lo siguiente interesantes datos:
"Torre.-esta debería repararse y de inmediato sin variar su forma quedando tal como está...
Campana.- La serie de formalidades que habría que llenar, nos priva de opinar, puesto que deben contemplarse en todos sus aspectos este delicado asunto como son:
1.- la significación histórica que representa dicho objeto para la compañía.
2.-Su valor intrínseco que solo podría apreciarse después de su ensalle, lo que impondría su destrucción parcial y el gasto consiguiente;
3.-La pérdida completa del uso para lo que está destinada; y
4.- La imposibilidad de re instalarse en la torre.
Estos son motivos bastante poderosos para relevarnos de toda opinión y creemos fundadamente que es la Junta General, la llamada a determinar lo que convendría hacer con la campana en referencia. Fdo.  Lorenzo Ríos y dos firmas inelegibles.

Felizmente se salvaguardó tan preciado objeto y vuelto a colocar sobre la torre. Sería a mediados de los años 50 en que debido al deterioro del metal de la torre y el peso de este histórico aparato sonoro, que sería desarmada la misma y la campana colocada en el primer piso del cuartel. Nos cuenta el Comandante Guillermo Mavila que en varias conversaciones referidas al tema, los legendarios socios Víctor Pontolillo, José Castillo Domínguez, Leónidas Ingunza, Abraham Fernández, Oscar Gallego Muñoz, Ángel Pastor, Washington Ponce, Atilio Onetto, entre otros, le comentaron alguna vez que la campana de la compañía tenía un sonido característico, que era conocido sobre todo por los socios, sonido que cambió a raíz del incendio de la Biblioteca Nacional ocurrido en 1943, en que la campana se rajó por la bravura con  que se le tocó aquella noche en que las leras peruanas pedían ayuda a sus bomberos nacionales. Incluso aquella noche infausta para la literatura nacional, el tañido de la campana de la Bomba Lima, se llegó a escuchar hasta la lejana Miraflores según lo dicho alguna vez por el capitán Ocharán y Conde. Finalmente al llegar al cuartel del Jr. Candamo (antigua calle Chachi Dibós) en Lince, sería colocada en el soporte que la sostiene en la actualidad, esperando algún día volver a retumbar como en antaño.

Henry Meiggs Williams o simplemente Enrique Meiggs había nacido en New York el 7 de julio de 1811 siendo su padre Elías Meiggs un constructor inmobiliario y armador naviero y su madre Fannie Williams. En 1849 se estableció en California estableciendo negocios en el sector público y privado convirtiéndose al poco tiempo en un opulento empresario. A la par de ser dueños de centros de diversión fue candidato a concejal y gobernador. Negocios mal llevados lo llevaron a huir de esa ciudad a la cual partió el 26 de setiembre de 1854 dejando una quiebra que duró 140 años. Llega a Chile en 1855 en donde de inmediato edifica obras de ingeniería y ferrocarrileras. En 1863 fallece su esposa Carolina Doyle y el 8 de diciembre del mismo año apoya en el salvamento de víctimas de un terrible incendio ocurrido en la Iglesia de la Compañía de Jesús en donde una y otra vez entraba con la ropa mojada en pos de rescatar vidas. Esta terrible tragedia en donde perecieron más de dos mil personas, fue su primer contacto con quienes formarían luego, el Cuerpo de Bomberos de Santiago. En los días posteriores se unió a las labores de socorro y beneficencias de las víctimas del siniestro. El 20 de diciembre del mismo año, funda el Cuerpo de Bomberos de Santiago - Cuyo 150 Aniversario se celebra este año - en donde se le proclama director de la Compañía del Poniente actual Tercera Compañía de Bomberos y cuyas experiencias técnicas aboga por la adquisición de la primera bomba a vapor en América del Sur adquirida por la Primera Compañía de Santiago. Ya establecido en el Perú, Enrique Meiggs compromete todos su capital en la construcción de la más grande red ferrocarrilera en el país durante el gobierno del presidente José Balta en el año de 1869 y posteriormente del presidente Pardo en que se construyen obras emblemáticas como los ferrocarriles Lima - La Oroya, Arequipa - Juliaca, entre otros. Inmerso en la más absoluta ruina debido a sus negocios. Fallece en Lima el 30 de setiembre de 1877 víctima de una afección cardiaca.


Funerales de Enrique Meiggs con la escolta de la Bomba Lima


[1] AEC viernes 18 de enero de 1935.
Nota: el grabado de Meiggs con uniforme de bombero de la 3era Compañía de Santiago (Chile) es un aporte de mi colega bombero Carlos Iturra Briones, distinguido miembro de esa unidad.

lunes, 24 de septiembre de 2012

"La Nacional Lima Nº 3"

Nos tomamos licencia de brindar a ustedes la transcripción de un artículo aparecido en la revista Variedades de 1905 respecto a la Bomba Lima de aquellos días. En él. obra detalles  por demás interesantes, así como  aspectos históricos que no deberiamos olvidar y que nunca deberieron de perder vigencia.

Este artículo que apareció con el título: "Compañías de Bomberos: La Nacional Lima Nº 3" apareció  en momentos en que asumía el cargo el recordado Comandante Felipe Santiago Chioino, por el cual, el autor de la nota hace los mejores elogios y alegorías:


Compañías de Bomberos
La Nacional Lima Nº 3

Esta Compañía data su origen desde el dos de mayo de 1866 en que se organizó para asistir al bombardeo del Callao por la escuadra española, y en cuyo hecho de armas tuvo la gloria de ver ascender al seno de la inmortalidad a uno de sus miembros activos, Antonio Larco, quien con su camiseta roja de bombero pereció en la torre de la Merced junto con el ínclito José Gálvez; su cuartel de San Juan de Dios, que actualmente ocupa, sirvió de hospital de sangre a donde con su personal alojó a los heridos de esa gloriosa jornada, siendo ayudados en su humanitaria labor por los miembros de las otras dos compañías de bomberos que en esa época se habían formado también, la “Roma” y la “France”.

Después del combate, se declaró en receso y se reorganizó nuevamente en el año 1868 con don Juan Francisco Andraca de Comandante quien contribuyó eficazmente a cimentar su funcionamiento. Cuenta actualmente con cuatro de sus socios fundadores que prestan aún servicio activo, los señores Antonio M. Ercilla, Carlos Emilio León, Francisto Távara y Manuel Tirado.

En la guerra del 79 tomó parte activa en ella, contribuyó con su contingente personal a la construcción de trincheras, asistió con su material de bomberos a todos los bombarderos por la escuadra chilena en el Callao y Chorrillos, y en las batallas de Lima, combatió en el cerro Vásquez como artillería teniendo a su cargo una batería de grueso calibre cuya defensa construyó también y en la que perecieron varios de sus miembros.

En el conflicto con el Ecuador el año próximo pasado, todo su personal joven se dio de alta en el ejército activo, y la casi totalidad del resto de sus miembros se enrolaron en el batallón de tiradores nacionales.

Esta Compañía está siempre expedita para el servicio activo de la patria, y su personal está instruido en el tiro de guerra, para lo que ha formado una Escuela de Tiro y posee un magnífico polígono de instrucción y material suficiente para ello.

En su servicio de bomberos, su personal está bastante instruido también, como se prueba prácticamente dominando los siniestros en unión de sus hermanas las demás compañías del cuerpo, en breve tiempo y sin dejarlos tomar incremento en la mayor parte de las veces.
Su material es espléndido, cuenta con tres bombas a vapor, una de brazos, siete carros de mangueras y tres de escalas, además varios carritos auxiliares y una buena cantidad de material manuable y repuestos de toda clase.

Ha tenido el tino de elegirse Comandante de ella a hombres verdaderamente dignos de ocupar ese alto puesto y que la han hecho recorrer el brillante camino que le han trazado, hombres tales como el respetable Andraca, el inolvidable Ricardo Martín Espiell, el nunca bien llorado José Ezeta, que desempeñó el cargo de Comandante durante 20 años seguidos y que actuó en una brillante esfera de acción y por último el Comandante actual Felipe Chioino, quien siente verdadero fanatismo, por uno de los objetos de la institución, el del adiestramiento de las armas fundando y sosteniendo con entusiasmo una Escuela de tiro en la que no solo se ha instruido el numeroso personal de bomberos durante siete años, sino que se ha dado instrucción de tiro de guerra a un crecido número de ciudadanos bajo el nombre de alumnos libres de la Escuela de Tiro, sin que ello les hubiere ocasionado el menor gasto pecuniario a ellos.

El Comandante Chioino, bombero antiguo y entendiendo, siente un gran afecto por la Institución y tiene en un brillante estado de conservación el numeroso y valioso material con que cuenta la Compañía,  subsanando en el acto cualquier desperfecto ocasionado por el trabajo. El personal de la Compañía es numeroso y bien trajeado, se costea de su propio peculio personal hasta la más mínima prenda de sus uniformes y aún paga cotizaciones mensuales que le sirven para cubrir de su presupuesto sus más urgentes gastos de cuartel.


martes, 18 de septiembre de 2012

Samuel L. Villarán

Leal,  Sincero y valeroso;  amante de su Patria y con vocación de servicio cien por ciento.  Samuel Luís Villarán  nació en Lima el 20 de agosto de 1854.  De muy niño tuvo la desgracia de perder a su madre Matilde Carbajo quedando su crecimiento bajo la atenta mirada de su querido padre Federico Villarán Gonzales de Castro, quien le inculcó las virtudes y valores que lo caracterizarían toda su vida.

 Su padre era tío de  los no menos famosos poetas Asisclo Villarán y Manuela Villarán de Plasencia. De su árbol genealógico son también sus primos Francisco Aurelio Villarán Angulo y el eminente jurista Luis Felipe Villarán Angulo ambos fundadores de la Bomba Lima en 1866. Nota importante de recalcar también que nuestro biografiado es tío tatarabuelo de la actual Alcaldesa Metropolitana de Lima, Susana Villarán de la Puente.

 Fue así y contando con veinte años de edad, que su sentido altruista y vocación de servicio lo llevó a ser presentado e integrar las filas de la Compañía Nacional de Bomberos “Lima”,  siendo aceptado la propuesta en Junta General del 10 de diciembre de 1874. Como bombero, desempeñó los cargos de: Cabo de Bombas en 1875,  Sargento de Bombas en el 77, Teniente de bombas en 1878 y finalmente Teniente de la Sección Gallos en 1880 y 1881. Sus características personales ya mencionadas lo hicieron apoyar a la colecta que con motivos de recaudar fondos para las víctimas del incendio ocurrido en el puerto de Iquique , se estaba realizando el 9 de octubre de 1875.

 En 1876 fue nombrado conjuntamente con los demás socios de la “Lima”, socio Honorario de la Compañía Salvadora Lima  y en 1878 recibió Medalla de Plata de la Junta Departamental de Bomberos de Lima:

“…. Para la mención honorífica se le propone al señor don Samuel Luís Villarán, sub. Secretario de la misma, por haberla desempeñado con la mejor buena voluntad, no haber tenido falta en sus asistencias y por su conocida abnegación en sus trabajos…”

El 2 de diciembre de aquel año y acompañado de otros socios firma la proposición de Ricardo Espiell, de colocar en la sala de sesiones de la compañía, un cuadro con la fotografía del Dr. Manuel Prado, Presidente del Senado- y quien fuera también Bombero Honorario de la Lima   - como un tributo y homenaje a la memoria del gran estadista, asesinado días antes en la puerta del Congreso de la República.  Durante 1879 habiéndonos declarado Chile la guerra, Samuel Villarán viajó al sur, cubriendo servicio en la escuadra:

“Abril 10 de 1879.
Habiéndose ausentado el señor teniente de bombas, Villarán para tomar un puesto en la escuadra encargó al señor teniente de escalas se haga cargo del servicio hasta la conclusión del presente mes.

Gabriel Torres
El Capitan”

En el sur además, contribuyó a los trabajos de fortificación del puerto de Arica. Al producirse su regreso a la capital, continuó desempeñándose como bombero, siendo nombrado inspector de la Guardia Urbana el 19 de setiembre  de 1879  y realizando este servicio entre diciembre de 1879 a marzo de 1880. Concurrió a prestar apoyo a la población chalaca con sus compañeros de la bomba Lima  y demás compañías de bomberos de la ciudad, a los bombardeos que la escuadra Chilena realizaba en el Callao entre abril y agosto de 1880.

En las postrimerías del mes de octubre, se excusó por motivos de fuerza mayor a participar en las honras fúnebres que se le tributarían a las víctimas del combate naval de Angamos, según consta en el libro de partes de la época:

28 de octubre de 1879

8:00 pm. me impuse del parte anterior y con verdadero sentimiento y mas que probable no pueda asistir por mis ocupaciones en el Callao, en caso de concluir temprano acompañaré a mis compañeros a tributarle los honores a las honras que se le celebraran en honor de tan ilustres víctimas de nuestro glorioso monitor Huascar y de su héroe el ilustre comandante Miguel Grau.

Samuel Luís Villarán

Cuando se tenían noticias que las huestes chilenas desembarcaban por el sur para atacar la capital, antes de alistarse en el ejército en una campaña en la que él sabia y presentía tal vez no volvería, Samuel Villarán salió hacia el Callao, a fin de realizar el pago en el cementerio para el nicho provisional de su entrañable amigo Manuel Zubiaga,  fallecido días atrás, puesto que la compañía se encontraba sin fondos en vista de haber puesto todo su tesoro en las colectas en pro de comprar armamento para la guerra:

“…..Como amigo del finado y socio del directorio, concurrí a la Sociedad de Beneficencia e hice renovar el nicho por dos años, cuyo recibo pongo a disposición de la compañía para que tan luego sea posible, traslade a esta capital tan queridos y preciados restos de este compañero y amigo.- Dios Guarde a Usted.

Firma Samuel Luís Villarán.”

Este gesto que lo pinta de cuerpo entero como un valioso ser humano, quedó sentado también como el último documento que él en vida firmara.  Alistado ya e integrando el ejército en las afueras de la ciudad en la línea de San Juan, combatió esforzadamente en la madrugada del 13 de enero de 1881, resistiendo la primera línea de ataque chilena, como Capitán de la segunda compañía del batallón “Libres de Cajamarca” . Este batallón formaba parte del cuerpo del ejército que mandaba el General Miguel Iglesias. 

A pesar del desastre de ese día y sin pensar que ya se había cumplido con su deber, retrocedió a la línea de Miraflores  y se incorporó a la quinta compañía del batallón N° 2 de la Reserva en la cual servia como soldado raso su padre, quien el día de la batalla de Miraflores, después de ver caer muerto a su hijo en el Reducto N° 1  lo recogió y poniéndolo en una mula lo llevó a enterrar a la ciudad.  Samuel Luís Villarán, bombero, soldado de la humanidad, sucumbió como soldado de la Patria en la batalla del 15 de enero de 1881, luego que una artera bala chilena fuera a chocar con su frente .

     “…..Capitán Samuel Luís Villarán, artillero en Arica, veterano de San Juan, muerto por la Patria, cinco minutos antes de las cinco de la tarde”   *
Acerca de su actuación en el campo de batalla, tenemos el comentario escrito en una carta dirigida a Federico Villarán, padre del Héroe, por Daniel de los Heros, uno de los Jefes de aquel reducto y testigo presencial de su muerte:

“…Murió en mi presencia combatiendo como bueno, en la guerrilla que se me mandó desplegar, en protección de las fuerzas que peleaban en el parapeto N° 1……”

A partir de 1908  sus restos se encuentran reposando en la  Cripta de los Héroes del Cementerio Presbítero Maestro y una calle de San Juan de Miraflores y otra de Chorrillos lo recuerdan.


* Guillermo Thorndike