Cada 31 de mayo,
conmemoramos la tragedia ocurrida en las ciudades de Yungay y Ranrairca en el
Callejón de Huaylas, Región Ancash en el año de 1970.
52 años después de este desastre,
rendimos homenaje en la persona de Armando Polo Munive de la Bomba Lima, a todos
aquellos héroes desconocidos, quienes de una manera extrema, valerosa y casi
suicida, fueron los primeros en llegar al sitio llevando la primera ayuda. Unos verdaderos ángeles del cielo, quienes llegaron en paracaidas.
El Teniente Brigadier Armando
Polo Munive, quien nos ofrece su testimonio, se ofreció como voluntario, desde el primer instante que se tomó conocimiento de la devastación ocurrida en el norte del país.
"Fue un domingo, me
encontraba en ese momento en el aeropuerto de Collique, haciendo mi salto de
paracaidismo comandando cuando comenzó el terremoto, inmediatamente me dirigí a
la Cruz Roja y detectamos que el epicentro había sido en Huaraz. Entonces
preparamos los camiones con carpas y medicinas, para dirigirnos al norte, por
tierra", cuenta nuestro querido comandante.
Al llegar a Casma, instalaron
un campamento provisional, para continuar su camino hasta el norte hasta llegar
a Chimbote. Chimbote también estaba destruido, hicimos otro campamento
ahí. No podíamos ir a Huaraz porque el camino estaba bloqueado por los cerros
que se habían derrumbado", menciona.
A los días comenzó a llegar la
ayuda del gobierno, organismos internacionales en aviones y helicópteros
trataban de acercarse hasta la ciudad de Huaraz sin poder aterrizar.
"Los aviones se
regresaban a Chimbote porque no podían aterrizar, no había visibilidad.
Entonces se pidió voluntarios para hacer un salto mortal, un salto
prácticamente suicida. Había que saltar con una visibilidad cero, cero, cero.
No se veía nada abajo, el aeropuerto de Huaraz estaba destruido y no se tenía
comunicación. El puente aéreo no se podía establecer", recuerda el
comandante.
Teniendo conciencia absoluta de que la única manera en que había que ingresar era por el cielo, el Teniente Brigadier Armando
Polo Munive, sin pensarlo dos veces, se ofreció de inmediato como voluntario, para realizar un salto en caída libre e ingresar en el mismo epicentro del desastre, debido como era ya sabido, de la
destrucción de carreteras y el aeropuerto de Huaraz.
"Los voluntarios en ese
momento nos organizamos con el comando Sinchi para hacer el salto de caída
libre. Yo fui con la Cruz Roja, la compañía de bomberos de Chimbote no activaba
su respuesta todavía", agrega.
EN CAIDA LIBRE
"Sobrevolamos la ciudad y
tuvimos que coordinar con el piloto para subir unos 10 mil metros, para
seguridad de nosotros, porque había un colchón grueso en las nubes, de pura
tierra, color marrón. No se veía nada abajo, entonces no sabíamos si es que
pasando ese colchón nos íbamos a encontrar con una roca, con un pico de
cerro..."
"Saltamos a 10 mil metros
en caída libre con un altímetro que nos indicaba a qué altura estábamos. Llegó
un momento en que entramos al colchón marrón de pura tierra y cuando pasamos se
abrió todo y pudimos divisar la cordillera. Inmediatamente desplegué mi
paracaídas y empecé a planear para caer en tierra porque unos soldaditos se
cayeron al río y éste se los llevó. Felizmente que ningún voluntario de
la Cruz Roja que fue conmigo murió. Él único bombero en el lugar era yo.
Aterrizamos y buscamos el aeropuerto"; narra como si fuera ayer,
Armando Polo.
Así fue que junto a personal del
Ejército, FAP y la Cruz Roja, "Polito" (Así le decimos de cariño) y
sus colegas paracaidistas, llevaron ayuda, pero sobre todo, llevaron esperanza
a todos nuestros queridos compatriotas sobrevivientes.
"Al pisar tierra,
buscamos a los técnicos del Ejercito para recuperar las comunicaciones con los
aviones. Las pistas estaban todas quebradas, así que gente voluntaria fue con
lampa a rellenar las brechas para que pueda ingresar la ayuda. De ahí, después
de ocho días se abrió el puente aéreo y comenzaron a llegar todos los aviones,
extranjeros y nacionales. Toda la ayuda y los rescatistas llegaban por avión
porque por tierra tenían que limpiar toda la carretera que estaba destruida.
Tuvimos que armar campamentos con las carpas alemanas que habían llegado. Es un
episodio triste de recordar", nos relata.
Polo tenía como 30 años, ya era
casado, sus hijos se habían quedado en la casa con su esposa mientras que él
fue a prestar ayuda y cumplir con su deber en ese trágico desastre, guiado por
su espíritu inquebrantable de bombero y con la experiencia en supervivencia y
cursos de la Cruz Roja. Es padre del también bombero, Sergio Vladimir Polo Gaona, Tnte. Brigadier de la compañía.
Armando Polo fue el primer y
único bombero voluntario, en llegar a la zona en las primeras 72 horas de
ocurrida la hecatombe que cobró la vida de 65 mil peruanos.
Un verdadero honor tenerlo en nuestras filas.
Textos tomados y ampliados del facebook: @bomberosvoluntarioslima4
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1968 Armando Polo (de manga blanca), en un incendio ocurrido en un ómnibus de transporte urbano en el Centro de Lima |